El delta del Ebro es un paraje notable por la diversidad de hábitats que se pueden encontrar y la riqueza de su biodiversidad. La zona sufre de problemas de regresión y subsidencia, agravados por el cambio climático y la gestión del río. Eso pone en gran peligro los hábitats y las especies, entonces es primordial proteger el delta. Además de los efectos del cambio climático, muchos embalses a lo largo del rio bloquean los sedimentos e impiden que lleguen al mar. La protección costera no es suficiente y para que el delta subsista, es necesario establecer estrategias de gestión rio arriba. El Ebro lo gestionan las grandes ciudades, los grandes regantes y las hidroeléctricas, cuyas prioridades son económicas. Para encontrar soluciones, los diferentes actores tienen que ponerse de acuerdo y tomar en cuento todo el territorio.

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